EL SINAI (EGIPTO)

Publicado: abril 28, 2021 en mis experiencias
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Polémico donde los haya, misterios, estudios, dimes y diretes, siempre ha sido un punto de arranque de los más variopintos teoremas y dogmas de fe y sin embargo el permanece allí quieto sin saber con seguridad si sus piedras fueron testigos de los hechos bíblicos. Es por sí mismo el más famoso de toda la historia religiosa de occidente, pero cabe la duda sí es realmente el monte de la Biblia o simplemente que se ha convenido de esta manera y no de otra. De todas formas dicen que la fe mueve montañas, de modo que dejamos de divagar por el desierto y volvamos la vista al cielo donde tropezaremos una vez más con un misterio por descubrir, el misterio que Moisés se trajo de las nubes y de la llama que no dejaba de arder. Sus 2.285 metros de altura dan sombra al monasterio de Santa Catalina, uno de los más antiguos del mundo.

La subida es penosa porque para ver bien lo que realmente esconde este lugar extraño y perfecto y para tener una visión divina, hay que estar arriba cuando el sol sale por el horizonte; es entonces cuando nos damos cuenta de que Algo hay que pone orden para que ocurra de esta manera. Quizás sea uno de los lugares que más no acerquen a Dios o como quiera llamarse esa fuerza que coloca cada cosa en su sitio y que haga transcurrir cada segundo según un orden establecido. Sinaí o Gebel Musa en árabe, es casi un camino de iniciación cuando se va con el afán de encontrar algo… quizás una piedra donde reposar aunque el camino de subida sea todo un maratón que comienza sobre las dos de la madrugada desde el pueblo Al Milga que está muy cerca del monasterio de Santa Catalina. La clave para salir a esta hora es hacer coincidir la salida del sol cuando ya se está en la cima. No hay más, solamente hacernos ver una de las cosas más bellas del mundo natural.


Muchas personas nos encontraremos con el mismo afán de subir; aunque parezca un lugar lejano y solitario son muchos los que vienen aquí buscando algo especial, quizás buenas vibraciones. Una vez pasado el puesto de policía que controla el paso de los peregrinos y de turistas nos dicen que tenemos que llevar guía, de modo que para formar un grupo, nos unímos gente de varias nacionalidades; antes de comenzar a subir vimos como las linternas delataban que allí había más gente y que ya estaban subiendo.

Dos caminos, uno de 3.000 escalones y otro que es el escogido por la mayoría con beduinos que alquilan sus camellos, puede ser una buena opción siempre que se esté acostumbrado a cabalgar a lomos de estos seres díscolos y protestones además de ser un nido de pulgas. Escalones arriba en medio de la negrura de la noche, las estrellas parecen indicarnos el camino. A pesar de ser noche cerrada vamos alumbrando los puestos de recuerdos, baratijas miles y un puesto de mantas pues en el cima hace un frío que pela. Hay que llevar ropa de abrigo para el final, puesto que estas mantas a saber donde han estado metidas. Tres horas se tarda en llegar a la cima, justo a tiempo para ver salir el sol; aquello siempre me recuerda la película «Encuentros en la tercera fase»… todos esperan y miran para el mismo lado.
Los peregrinos comienzan a cantar y a rezar, mientras que los turistas preparan sus cámaras que deben de ser muy buenas y estar bien preparadas con filtros para recibir el primer destellos diurno. Curiosamente no todos son católicos, también los hay mahometanos y judíos. Como siempre en estas tierras tres religiones veneran los mismos lugares.

Una vez que el astro rey hace su presentación, no hay nada más que ver, todo el mundo se queda unos minutos viendo los alrededores que hasta ahora han permanecido en la oscuridad. A las ocho de la mañana estamos de nuevo abajo, el camino de la iniciación espiritual ya ha terminado y se complementa con la visita al Monasterio de Santa Catalina que guarda el desfiladero desde hace miles de años.

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco se le conoce como el monasterio cristiano más antiguo del mundo y todavía sigue en pie y habitado por una comunidad que curiosamente me trae recuerdos de los monjes trapenses que vigilaban el campo santo de Jerez en mi infancia. Fue construido por órdenes de Justiniano entre los años 527 al 565 junto a la capilla de la Zarza Ardiente que levantó la madre de Constantino I en memoria de ese remoto lugar donde Moisés la vio. Su nombre nos puede despistar un poco pues en realidad es conocido por Monasterio de Santa Catalina y nos preguntamos por qué razón.

Debemos tal nombre a Catalina de Alejandría, una mártir cristiana que fue sentenciada a muerte y cuyos restos se dice que fueron recogidos por unos ángeles y llevados al Monte Sinaí donde fueron encontrados alrededor del año 800 por un grupo de monjes. Desde entonces estas reliquias es el imán que lleva a cientos de peregrinos a este lugar. Pero debemos destacar para los estudios y curiosos del tema que el viejo monasterio preserva una gran y valiosa colección de antiguos códices y manuscritos que solo es superada por la Biblioteca del Vaticano; ya se supone más de uno cual fue la razón por la que vine a parar aquí; mi debilidad y mi compañía que es muy docto en la materia como buen sacerdote católico…. Hay textos en griego, árabe, copto, armenio y hebrero. Uno de estos manuscritos, el Código Sinaiticus, está en la Biblioteca de Londres desde el siglo XIX y parece ser que no llegó por medios legales…
Es todo un deleite ver los mosaicos, iconos antiguos, objetos de la liturgia, reliquias e incluso una Mezquita levantada dentro de sus muros que se remonta a la época de Muhammad, aunque nunca se utilizó porque no está bien orientada a la Mecca. El monasterio es un complejo de edificios imponente, fortificado y hasta con un pasado cruzado.

En los alrededores tenemos la Bahía de Ghazala y la de El Qura que es la más grande; sus aguas son azules y cristalinas y las palmeras le dan ese toque idílico y la arena esa relajación mental que se necesita después de un choque tan frontal con libros que nos trastorna y con pinturas que parecen hablarnos desde el más allá. En contraste de todo esto, vemos a los windsurfs invadiendo la zona de Dahab.
El centro de buceo de Blue Hole lo convierte en el más codiciado de la zona, está a 15 minutos por la carretera de la playa. Su nombre viene del inmenso color azul que tiene este agua y que en su orilla alcanza una profundidad de 82 metros. Merece la pena una sesión de buceo vigilado por la zona y contemplar las especies que allí viven. Naturalmente estas actividades están controladas por especialistas y por 24 dólares se puede contemplar durante dos horas todo este mundo mágico, sin necesidad de 3D tan de moda. Todavía quedan restos de la pintura gigantesca que hizo en 1980 el artista belga Jean Verame con 10 toneladas de pintura color azul (ONU) a través de 6 Kms de rocas para festejar el fin de la guerra entre Israel y Egipto.

Otro lugar recomendado es el situado a 700 metros del Monasterio donde se encuentra Colorado Canyon con millones de años de antigüedad y que debe su color rojizo a la erosión del agua sobre la pieza caliza. Es recomendable no hacerla durante el verano ya que las temperaturas en esta zona son las propias del desierto (45º).
Para los amantes de los ecosistemas, diremos que toda la zona del Sinaí es un área biológica de gran interés en donde se pueden encontrar especies únicas en el mundo adaptadas a gran altura.
Para los amantes de las curiosidades y de la diversidad, diremos que la población de este lugar está constituida por tres grupos: los beduinos (se supone que alrededor de 80.000), los empleados del negocio turísticos en todas sus formas y los militares que suman unos 40.000 más o menos. Su capital es El Tor, palabra griega que significa Montaña dada por los monjes griegos que se asentaron en la zona durante el s. IV.
Se habla el árabe pero todo el mundo se defiende más o menos bien en inglés, francés y alemán. Es aconsejable moverse por la zona con guía locales contratados en los establecimientos hoteleros.

La moneda oficial es la libra egipcia que se divide en 100 piastras; hay que tener en cuenta una curiosidad y es que los precios muchas veces son puestos sin comas: 233 en vez de 2.33 para que no se confundan.

 
El horario es una hora más durante el invierno y dos horas durante mayo a septiembre.

Trámites de entrada: hay que tener visado de la embajada egipcia u obtenerlo en el aeropuerto de El Cairo, su precio es de 25$ y tiene validez para un mes y no hace falta ponerle foto. Por supuesto el pasaporte.

DAMADENEGRO 9/3/2010

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